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La mayoría de los visitantes de Viena se dirigen a Schönbrunn y Hofburg, dejando otros tesoros imperiales vacíos pero igualmente magníficos. Más del 80% de los turistas pasan por alto los palacios secundarios de Viena a pesar de su grandeza comparable, a menudo debido a la falta de información y itinerarios saturados. Esto significa largas colas en los sitios principales mientras alternativas impresionantes como el Palais Daun-Kinsky o el Palacio Superior de Schloss Belvedere permanecen tranquilas con la mitad de visitantes. La frustración de lidiar con multitudes cuando hay opciones más tranquilas y opulentas se agrava en temporadas altas, donde los palacios principales tienen esperas de hasta 3 horas. Los locales han valorado estos sitios infravalorados durante años, preservando su autenticidad y ofreciendo experiencias íntimas de la historia de los Habsburgo sin aglomeraciones ni prisas.

Descubre el patio secreto del Palais Daun-Kinsky
Escondido tras una fachada discreta en la Plaza Freyung, el Palais Daun-Kinsky alberga uno de los interiores rococó más exquisitos de Viena. A diferencia de las abarrotadas salas estatales de Hofburg, aquí puedes disfrutar de la gran escalinata y el Salón de Mármol casi para ti solo. El palacio funciona como espacio para eventos, pero abre sus puertas a los visitantes por las mañanas entre semana cuando no hay actos programados, un detalle que solo conocen los guías vieneses más expertos. Sus detalles dorados en estuco rivalizan con los de Schönbrunn, con la ventaja de poder admirar la colección de porcelana del Príncipe Kinsky sin barreras de cristal. Para los amantes de la fotografía, la luz natural del patio ovalado crea una iluminación perfecta sin necesidad de editar multitudes después.
El Palacio Superior de Belvedere: arte sin colas
Mientras los turistas hacen cola durante horas en el Bajo Belvedere para ver 'El Beso' de Klimt, el Palacio Superior alberga salas barrocas igual de impresionantes con una fracción de los visitantes. El Marmorsaal aquí presenta frescos tan magistrales como su famoso homólogo, pero rara vez compartirás el espacio con más de una docena de personas. Los titulares del Vienna Pass pueden acceder a ambos palacios, pero los viajeros independientes ahorran comprando una entrada combinada online con 48 horas de antelación. Visita a última hora de la tarde, cuando los excursionistas se han ido; la luz dorada transforma los detalles dorados del palacio en un espectáculo radiante que pocos turistas llegan a ver.
Palais Ferstel: un café en un antiguo banco
Lo que una vez fue el banco central de Austria ahora es uno de los cafés más lujosos de Viena, aunque pocos autobuses turísticos paran en este palacio financiero del siglo XIX. Las bóvedas y columnas de mármol de este rival menos conocido del Café Central ofrecen un ambiente imperial sin necesidad de reservas ni recargos turísticos. Los locales prefieren visitarlo entre las 2 y las 4 pm, cuando la multitud matutina se ha dispersado pero antes de que lleguen los asistentes a conciertos. No te pierdas las ventanillas originales del banco, que ahora sirven Sachertorte, ni el Pasaje Ferstel, donde boutiques independientes ocupan lo que antes eran cajas de seguridad. Este palacio en activo ofrece entrada gratuita y una auténtica muestra de la vida vienesa en un entorno que supera a muchas atracciones de pago.
Schloss Laudon: el mejor picnic en jardines secretos
La residencia de verano de los Habsburgo en el distrito de Penzing sigue siendo desconocida para el 90% de los visitantes, a pesar de tener jardines que rivalizan con los de Schönbrunn sin tarifas de entrada ni horarios. Su jardín paisajístico militar del siglo XVIII, perfectamente conservado, incluye pabellones ocultos y un teatro de gruta que rara vez mencionan las guías. Accesible en metro y un paseo de 15 minutos por el bosque, los terrenos del palacio ofrecen céspedes ideales para picnic con vistas al skyline, que muchos turistas creen que solo se ven desde la costosa Torre del Danubio. Para los amantes de la historia, el museo sobre las campañas otomanas del Mariscal Laudon proporciona un contexto fascinante ausente en palacios más comerciales, con traducciones al inglés disponibles en la portería.