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- Guía esencial del MAK de Viena:...
Los primerizos en el Museo de Artes Aplicadas (MAK) de Viena suelen sentirse abrumados por sus vastas colecciones que abarcan siglos de diseño. Con más de 300.000 objetos, desde arte asiático hasta diseño contemporáneo y tesoros de la Wiener Werkstätte, muchos turistas pierden tiempo valioso sin ver las obras maestras. Según encuestas recientes, el 68% de los visitantes se van sin ver las piezas clave, y en horas pico las colas superan los 45 minutos. La frustración aumenta al descubrir que muchos cafés cercanos cierran antes de las entradas nocturnas. Pero conocer la distribución del museo y sus joyas ocultas transforma la experiencia: podrás admirar los diseños revolucionarios de Josef Hoffmann o los gabinetes barrocos sin agotarte.

Cómo explorar el MAK como un experto en diseño
Las amplias galerías del MAK pueden desorientar incluso a los más experimentados, con plantas que mezclan colecciones permanentes y exposiciones temporales. Empieza tu visita en las salas de la Wiener Werkstätte, en la primera planta, donde encontrarás interiores reconstruidos del siglo XX que muestran la revolución del diseño austriaco. Observa los patrones geométricos de Koloman Moser en textiles y vajillas, un sello del concepto Gesamtkunstwerk. Luego, sube por la escalera principal al segundo nivel para ver la pieza estrella del arte asiático: un biombo japonés del siglo XVII que retrata a comerciantes portugueses. Deja el ala de diseño contemporáneo para el final, cuando haya menos gente, y enfócate en las obras del grupo Memphis de los 80, que desafiaron el modernismo. Consejo: los planos gratuitos del museo organizan las secciones por época histórica, pero los guías suelen tener folletos en inglés no anunciados en recepción.
Visitar el Friso Stoclet de Klimt sin multitudes
El Friso Stoclet de Gustav Klimt, la joya del MAK, atrae multitudes al mediodía que dificultan apreciar sus detallados mosaicos. Ve a las 10 am los miércoles, cuando hay menos grupos turísticos, o aprovecha la Noche de los Museos (primer viernes de cada mes), cuando el MAK abre hasta medianoche. El árbol de la vida, con sus panes de oro, brilla bajo la iluminación nocturna, y tendrás espacio para admirar las figuras eróticas escondidas entre patrones geométricos. Los martes por la tarde también son tranquilos, aunque algunas salas pueden estar en mantenimiento. Si hay mucha gente, refúgiate en la colección de muebles Biedermeier, con gabinetes de marquetería que esconden compartimentos secretos para cartas de amor y documentos políticos.
Más allá de las exposiciones: secretos arquitectónicos del MAK
Muchos pasan por alto la arquitectura del MAK, que refleja sus orígenes como escuela de artesanía en 1864. Detente en el hall central para admirar cómo Heinrich von Ferstel combinó elementos de palacios renacentistas con soportes de hierro industrial. La escalera principal esconde símbolos como abejas doradas, que representan la creatividad, en sus barandillas. Hasta los baños sorprenden con los azulejos originales de Otto Wagner (1903). Para una experiencia única, pregunta al personal por la terraza en la azotea: ofrece vistas increíbles de la Ringstrasse y la Catedral de San Esteban, aunque su horario varía. Estos detalles contextualizan las colecciones, mostrando cómo las artes aplicadas impregnaban la vida vienesa, desde fachadas hasta accesorios cotidianos.
Ruta por el barrio del diseño cerca del MAK
El MAK está en el corazón del barrio creativo de Viena, ideal para seguir explorando el diseño. A cinco minutos, el Werkstätten und Kulturhaus alberga artesanos que preservan técnicas tradicionales, con demostraciones gratuitas de laca, como las vistas en la colección asiática del MAK. Para comer, el Café Prückel, con su decoración de los 50 creada por artistas vinculados al MAK, sirve schnitzel bajo lámparas originales. Los amantes del diseño pueden pasear por las galerías de Schleifmühlgasse, especializadas en muebles austriacos contemporáneos. Regresa al MAK por la noche (martes y jueves) para los tours textiles, donde los curadores muestran bordados del siglo XVIII demasiado frágiles para exhibirse. Así, la visita al museo se convierte en un viaje por el legado creativo de Viena.